domingo, 27 de mayo de 2007

¿IRSE AL CARAJO?

Mucho trabajo compadres y comadres. Pero aquí de nuevo.
Esta semana hablaremos de varias cosillas en el programa ¿Qué les parece si largamos un tema y lo discutimos acá?

(Obviamente también estaría bueno que se propusieran pelis, libros, etc)

Les cuento que el lunes conversaremos acerca de "los que se fueron de la ciudad". Gente que se hartó de vivir incómoda entre millones de otros humanos y se tomó el palo al campo. O a un pueblo.

A mí la ciudad me resulta decididamente insoportable. Sin embargo -al menos una vez por semana- me siento a mirar la calle y me entusiasmo otra vez con tantas personas diferentes, tantos objetos estimulantes y esas calles infinitas que siempre te dan la esperanza de que hay algo más allá del último farol.

En todo caso, para los que no hemos tenido la suerte de poder viajar mucho, los recovecos de un lugar como Buenos Aires son una forma de conocer el mundo sin moverse demasiado.

Eso sí: la selva de cemento te cobra cada beneficio que te da. Te exprime el tiempo y a veces la identidad. Quien no vive en el lugar donde nació conoce los miedos del inmigrante. La pesadilla es sencilla: te levantás una mañana y te das cuenta de golpe de que estás yendo al trabajo que no querías, viviendo en la casa que no querías y tomando cerveza con las compañías que antes hubieras esquivado.

A algunos nunca les pasa, no es que sea una ley. Pero sucede.


Personalmente, muchas veces pensé en irme de la ciudad. Ahora lo hago cada vez menos. Dicen que un lugar te caza cuando ya no pensás en seguir viaje. Me pregunto si habré sido atrapado por este pantano convertido en rejunte de soledades.

¿A ustedes que les parece? ¿Cómo se relacionan con el lugar en el que viven? ¿se puede salir a buscar tu "lugar en el mundo" en estos tiempos de bolsillo flaco y fronteras con muralla?

¿Para qué sirve una ciudad?

Ayuda per favore!

Saludos a todos y c/u.

F.G